Hace 30 años, en 1992, todo parecía de color de rosa. En España nos disponíamos a celebrar los grandes acontecimientos de la “Expo” en Sevilla y las Olimpiadas en Barcelona. A nivel global, tras la caída del muro de Berlín, la amenaza soviética parecía definitivamente conjurada. Francis Fukuyama escribió su famoso libro “El fin de la Historia y el último hombre” y, colorín, colorado…, este cuento se ha acabado.
Nadie podía imaginar entonces que a poco de comenzar el Siglo XXI, la versión más fanática del Islam iba a estrellarse sobre nuestras vidas con el atentado de las torres gemelas de Nueva York; Ni que pocos años más tarde caería, lo mismo que las torres, el dogma liberal de que el mercado se controla a sí mismo con el derrumbe de Lehman Brothers (2008) arrastrando consigo a la miseria a millones de hogares y familias. Y cuando parecía que las cosas se encauzaban, apareció el Covid 19 y, cual jinete del Apocalipsis, hirió mortalmente a los cinco continentes, también a los países del primer mundo cuya sanidad, pensaron, estaba por encima de estas cosas.
Sí, “se vive y se muere de sensaciones” y ahora mismo las sensaciones son muy sombrías. La sociedad está herida, está enferma en el sentido etimológico de “in-firmus”, sin firmeza, no sabe donde mirar, no sabe qué pensar, no sabe qué hacer. En estas circunstancias mi propuesta es directa y nítida “HACED EL CAMINO”, “APRENDED DEL CAMINO”, podéis encontrar en él un modelo de gobernanza individual y colectiva, para cada persona y para las naciones, un faro en medio de la niebla. Esto pretende ser el MANIFIESTO DE MADRID.
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