La verdad es un concepto terrible. A lo largo de la historia se ha muerto por afirmarla y se ha matado para ocultarla.
Más allá de esto, es preciso reconocer que en todo tiempo, tanto hombres y mujeres como sus gobernantes, han tratado de construir y adherirse a la verdad que les ha permitido seguir viviendo sin problemas de conciencia.
Actualmente la verdad no importa nada. Hoy, más que nunca, lo que importa es “el relato” y, sobre todo, “ganar el relato”.