Me ocupo en este artículo de un lamento que me transmite un pequeño grupo de Abogados, los que llevan asuntos judiciales muy complejos.
Algunos; deprimidos; Otros; exaltados; Todos con un notable componente de amargura, me cuentan que el recorrido judicial de estos procedimientos no puede ser más triste y decepcionante para el Abogado que insta la demanda o, en su caso, interpone la denuncia o querella.
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