Se trata de una alegoría sobre los efectos que debería producir en el Código Civil, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Nueva York – 13 de Diciembre de 2006)
Mediante la contraposición de los valores de vida de “Los Previstonios” y de la vieja tribu de los “Yaveremos”, el autor pretende explicar por qué le cuesta tanto al mundo judicial asumir los cambios, por qué le cuesta trasladar a las sentencias lo que proclama la legislación más avanzada.
En el fondo late el viejo conflicto Libertad-Seguridad.
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