“Europa
se hizo caminando” y “Europa se hizo protegiendo al caminante”.
Todo
bajo la estela de una fuerza fondo; la fe, la espiritualidad, el humanismo que
lleva, no sólo a respetar al extraño, sino incluso a prestarle ayuda y
compartir con él las ideas y los bienes.
Hay
que recuperar a Europa partiendo de lo mejor del pasado y de lo mejor del
presente.
No
se trata de volver al Medievo, sino de adaptar los viejos ideales a las nuevas
circunstancias.
Europa
tendrá futuro si recupera su pasado y lo adapta a los nuevos tiempos,
conservando en un caso e incorporando en otro, lo mejor de cada época.
Si no es
así Europa no será nada y se disolverá como un azucarillo en medio de las
tensiones generadas por los nacionalismos rampantes.
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